28 junio, 2007

ANIVERSARIO
A Rosa, después de seis meses

Son
Impacientes y amables todavía
Esas manos (las tuyas) que me recibieron
Y esas palabras (las mías) que se hicieron tan nuestras
Y que robaron tu expresión más tuya
Y que alumbraron la feliz certeza
De que el mundo cabe en un solo beso
De estos labios (¿los tuyos? ¿los míos?),
Cómplices mudos de la tarde,
Dueños y dictadores de las mejillas.

Hoy sabemos que fue precisamente entonces
Cuando todo empezó,
Cuando nosotros empezamos a ser y a desvivirnos.
Cuando brotó la dificultad de hallar palabras
Con las que poder hablar sin descedirnos.

Quizá por eso se hicieron tan gratas
Aquellas miradas,
Aquellos silencios nuestros.

Ahora
Se hace hermoso recordar ese comienzo,
Esa ocurrencia azul e inevitable,
Como inevitable fue el rubor de conocerse
Y bucear en el fuego de las miradas
Y aprender el arte de la comprensión mutua.

Ahora
Se hace hermoso recordar de nuevo y recordarse,
Y saber que hay parques, bancos, aceras
O líneas de autobús que nos recuerdan.

Y sin embargo
Cuando vuelves de nuevo a tu sonrisa,
Cuando hablas suavemente en tus silencios,
Todos los recuerdos,
Todos los rubores
Reaparecen inéditos e inenarrados
Como queriendo, otra vez, vivir de nuevo,
Como queriendo, otra vez, tocar la dicha
En el caudal inagotable de tus gestos.





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