12 julio, 2007

EBISU KAMI

Mañana en el metro.

Los rostros en el andén
Se aferran a los últimos fragmentos de su sueño,
Un sueño de ciudad que aún no penetra
En el claustro diurno de la vigilia.
Hace frío. Desde mi asiento
Veo a las mujeres y a los hombres,
Con los ojos cansados
Y el gesto sin brillo,
Y la proximidad de la jornada de trabajo.

Un cuerpo en el expositor de la marquesina
Se exhibe, casi desnudo,
Sin frío, sin sueño,
Congelado en su marketing de diseño fotográfico
Y su ropa interior de catálogo;
Desde la bruma lejana de su belleza,
La joven me mira a los ojos
Obscena y raquítica
Como esta mañana de invierno.

Yo me quedo aquí, me dices.

Y anhelo, antes de perderla,
Tu sonrisa blanca y triste
Buscando mis ojos,
La palabra que dejaste
Olvidada como una paloma en mi recuerdo
Al pasarme el azúcar para mi café,
Hace sólo un momento,
Mientras yo ojeaba el periódico.

Ebisu kami,
Que seas feliz en tu trabajo,
Que los dioses protejan
La labor de tu despacho pequeño y caótico,
Que tus jefes te traten dignamente
Y tú regreses con bien a mi mirada.





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