20 agosto, 2008
DE VISITA EN JIMÉNEZ PONCE
Madre, ¿dónde estás?
Ese dolor incomunicable,
Esa sonrisa silente y aún vivaz
Mantienen intactos tus ojos y tus manos de niña;
Y yo te miro con ternura;
Y tú me miras desde tu antigua inteligencia,
Desde esa sombra de humanidad que crece
En páramos inexistentes,
En espejismos ciegos de palabra.
¿Te acuerdas, madre?
Afuera, más allá de ti y de tus ojos,
En el jardín de esta residencia de ancianos
O en la calle próxima donde juegan los niños
Se halla el mundo que tú me enseñaste,
Esa luz infinita que se renueva en continuo presente;
Y sin embargo los ecos que habitan tu memoria se desgastan
Como el dibujo de una roca asolada por el mar.
¿Te acuerdas, madre?
Dos y dos son cuatro,
Ese cuatro que hoy es tan viejo
Y que yo escribí en mi cuaderno escolar;
A Don Jirafa le creció el cuello
Porque olvidó ponerse su pajarita.
Y mientras tú duermes
Detenida en la silla de ruedas
O ríes (a ratos)
O lloras (a ratos);
Y entonces yo vigilo tu bolsa de orina
Y pregunto a la asistente
Y rezo despacio
Y cuento las llagas de tu cuerpo inmóvil
Madre, ¿dónde estás?
Me acerco y te busco y no te hallo
Y te encuentro desorientada
En tu isla de pausas y silencios,
En tu paréntesis sin memoria;
Y te veo sonreír desde el otro lado de las cosas
(Porque aún sonríes a ratos),
Y entonces comprendo
Y entonces sé
Que yo tengo memoria
Sólo para no olvidarte.
Madre, ¿dónde estás?
Ese dolor incomunicable,
Esa sonrisa silente y aún vivaz
Mantienen intactos tus ojos y tus manos de niña;
Y yo te miro con ternura;
Y tú me miras desde tu antigua inteligencia,
Desde esa sombra de humanidad que crece
En páramos inexistentes,
En espejismos ciegos de palabra.
¿Te acuerdas, madre?
Afuera, más allá de ti y de tus ojos,
En el jardín de esta residencia de ancianos
O en la calle próxima donde juegan los niños
Se halla el mundo que tú me enseñaste,
Esa luz infinita que se renueva en continuo presente;
Y sin embargo los ecos que habitan tu memoria se desgastan
Como el dibujo de una roca asolada por el mar.
¿Te acuerdas, madre?
Dos y dos son cuatro,
Ese cuatro que hoy es tan viejo
Y que yo escribí en mi cuaderno escolar;
A Don Jirafa le creció el cuello
Porque olvidó ponerse su pajarita.
Y mientras tú duermes
Detenida en la silla de ruedas
O ríes (a ratos)
O lloras (a ratos);
Y entonces yo vigilo tu bolsa de orina
Y pregunto a la asistente
Y rezo despacio
Y cuento las llagas de tu cuerpo inmóvil
Madre, ¿dónde estás?
Me acerco y te busco y no te hallo
Y te encuentro desorientada
En tu isla de pausas y silencios,
En tu paréntesis sin memoria;
Y te veo sonreír desde el otro lado de las cosas
(Porque aún sonríes a ratos),
Y entonces comprendo
Y entonces sé
Que yo tengo memoria
Sólo para no olvidarte.
Comentarios:
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Hola, soy Rosa, tu novia. Me ha gustado mucho. Y me alegra mucho que hayas vuelto a escribir, después de un año... Un beso muy gordo.
Soy la Rosa verdadera. Claro q te animo a seguir escribiendo y me ha gustado mucho, tesoro. Un beso muy fuerte.
Gracias, Rosa verdadera. Muchas gracias, mi vida, por tus palabras de ánimo y de cariño. En fin, ya me parecía a mí que la otra era una impostora...
Gracias a ti,tesoro, espero q estés descansando. Luego hablaremos de literatura. (Tengo una sugerencia). Un beso cariñoso de tu primera fan y admiradora. Rosa.
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